En occidente estamos familiarizados con la figura de los Tres Monos Sabios, uno que no ve, uno que no oye y el otro que no habla (aunque no siempre en éste orden). A este curioso trío lo asociamos a la idea de que en ocasiones es mejor no ver, no escuchar o no hablar para evitar meternos en problemas. Pero en la mitología china, de donde proceden estos tres personajes, su función y significado son muy diferentes a los que les atribuimos en occidente.
EL AUTOR: ANTONIO CENIZA
©CENIZA777
(IMAGEN SUPERIOR DEL TEMPLO MAUSOLEO DE TOSHOGU)
LEYENDA DE LOS TRES MONOS SABIOS:
La leyenda de los Tres Monos Sabios es de origen chino, aunque se hicieron más populares a partir del siglo VIII en la mitología japonesa, donde se les ha consagrado un templo, el Templo de Toshogu (en la ciudad de Nikko).
Sus nombres son Kikazaru (el mono que no oye), Iwazaru (el mono que no habla) y Mizaru (el mono que no ve), y según nos cuenta la leyenda fueron enviados a la tierra por los dioses para que delatasen las malas acciones de los hombres. Como suelen hacer los dioses en su incomprensible comportamiento, los dotaron de una curiosa condición: cada uno de ellos tendría un defecto y dos virtudes. Así como que cada uno tuviese su función a la hora de cumplir su tarea.
En el caso de Kikazaru, el mono que no oye, su misión era la de usar la vista para observar las malas acciones de los hombres, y se las transmitía mediante la voz a Mizaru. Mizaru, el mono que no ve, no necesitaba de la vista porque su tarea era la de transmitir los mensajes entre Kikazaru e Iwazaru. Iwazaru, el mono que no habla, era el que escuchaba el mensaje de sus compañeros y decidía el castigo que los dioses usarían con los malvados.
Aunque hay quien plantea que su significado puede ser que, para permanecer limpios de espíritu es necesario que nos neguemos a escuchar las maldades, que no queramos ver las malas acciones y que tampoco digamos cosas malas de nadie.
SIGNIFICADO:
Emplazados en un establo del santuario de Toshogu, en un pueblo de montaña al norte de Tokio, la traducción de sus propios nombres – Mizaru, Kikazaru e Iwazaru– es “no ver, no oír y no decir”, pero ¿a qué se refiere exactamente? El origen de estos populares animales podría estar en un proverbio que dice: “No veas lo malvado, no escuches lo malvado, no digas con maldad”, y que, al parecer, proviene de las escrituras de Confucio.
Sin embargo, existe un paralelismo entre el mensaje de los monos y los tres filtros de Sócrates.
De forma muy resumida, esta historia atribuida al sabio ateniense cuenta que un discípulo acudió a su casa para comunicarle que un amigo suyo le había estado criticando. Antes de que el mensajero pudiera proseguir, Sócrates le preguntó si ya había pasado aquello que quería decirle por los tres filtros, que se corresponden con estas tres preguntas:
Verdad: ¿Has examinado con detenimiento si aquello que quieres decir es verdadero en todos sus puntos?
Bondad: ¿Lo que quieres explicar es por lo menos bueno?
Necesidad: ¿Es imprescindible que cuentes esto?
En el caso de Sócrates, su discípulo contestó a los tres filtros con un “no”, a lo que el sabio contestaría:
–Si lo que querías contarme no es verdadero, ni bueno ni necesario, mejor enterrémoslo en el olvido.
El mono que se cubre la boca, Iwazaru, está relacionado con los tres filtros de Sócrates, que son un método para no transmitir el mal. Las personas que se andan siempre con chismes pueden resultar amenas al principio, pero quienes las escuchan se ponen inmediatamente en guardia, ya que temen –acertadamente– ser el objeto de las críticas en una próxima ocasión. Por lo tanto, hablar mal de los demás nos desacredita.
La lección del mono que se tapa los oídos, Kikazaru, es que, siempre que nos sea posible, conviene no escuchar los mensajes negativos que nos quieren transmitir los demás, o incluso los medios de comunicación. Aunque no propaguemos directamente las habladurías, el hecho de escucharlas ya intoxica nuestra mente.
Sobre este segundo mono, que se sitúa a la izquierda del que calla, en Japón no es raro que una persona pida permiso para explicar a otra malas noticias. Y su interlocutor puede decidir no ser receptor del mensaje negativo para preservar su propio clima mental.
El tercer mono, Mizaru, nos recomienda no mirar hacia el lado oscuro de la realidad, a no ser que estemos saliendo de un pozo. Cada día nos suceden muchas cosas positivas y negativas. Si ponemos nuestros sentidos en estas últimas, todo nos resultará difícil y desesperante. En cambio, si nos enfocamos hacia el lado soleado del mundo, incluyendo las virtudes de los demás, avanzaremos mucho más ligeros.
La enseñanza de estos tres animales sabios se puede resumir así: tu mente crea tu mundo, así que vigila lo que entra y sale de ella.
Ser cuidadosos con lo que decimos, escuchamos y miramos es la mejor manera de preservar nuestra serenidad y optimismo.
FDO: ANTONIO CENIZA
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